Luminosa
¡Alto Ahí! ¿Quiere usted hacernos creer que va a hablarnos de experiencias luminosas, místicas, espirituales, y solo nos ha hablado de mujeres, de destrucción, de alcohol, de prostitutas? ¡Solo está faltando la droga! A ver, esbirros, llévense a este miserable, entiérrenlo en la mazmorra más infecta.
Viejitas con tapados verde oscuro me dan paraguazos en la cabeza. Se oye el redoble de un tambor. Multitud de madres, con sus criaturas en brazos, con los ojos llorosos, forman silenciosamente con sus labios las letras de una maldición. La hoguera ya está pronta. Mientras mi cuerpo arde resignadamente, pienso: “No han tenido paciencia, ni curiosidad. Si hubieran seguido leyendo…”. Y elevo los ojos al cielo, y quiero exclamar piadosamente: “Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen”, pero un último hálito de consciencia me hace gritar: “¡Hijos de puta! ¡Hijos de una gran puta!”.M. Levrero: La Novela Luminosa. Alfaguara: Uruguay 2005