Gracias a una paloma muerta
Pero, el pero es que, igualmente, escribir regularmente un “blog” me parecía, y me parece, una experiencia narrativa interesante, sobre todo para gente floja como yo que necesita ser obligada a escribir, aunque sea por presiones virtuales.
Entonces, como superar el punto muerto, entre no querer construir un personaje (no poder en realidad) y no querer transformarme en otro ego esponjoso y baboso.
Ahí estaba el asunto; el señor Levrero y su Novela Luminosa, me permitieron leer una verdadera escritura del yo, y así darme cuenta que gran parte de lo que circula en virtual y en papel, no son realmente primeras personas del singular, sino egos, ¡qué no es lo mismo!.
Ahora debería explayarme sobre que es un verdadero yo-escritor, pero eso significaría que esto quedase más largo de lo debido; y la precisión de la forma es uno de mis más caros principios, así es que lo dejo para después.
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